La digestión: los intestinos
¿Dónde tiene lugar la parte final de la digestión?
¿Dónde habíamos quedado? ¡Ah, sí, cierto! El estómago había digerido la comida... Pasemos al paso cuatro: ¡el duodeno! Pequeñas porciones de comida pasan del estómago al duodeno. Como es tan ácido, la comida tiene que ser neutralizada antes de seguir.
Esto sucede aquí, con la ayuda del jugo procedente del pancreas. El jugo pancreático tiene un pH de ocho y medio, y también contiene varias enzimas que siguen con la digestión de los carbohidratos y las proteínas. Una sustancia llamada bilis también entra en el duodeno procedente de la vesícula biliar. La bilis funciona como un líquido detergente: deshace la grasa -los lípidos- en gotitas más pequeñas. Del duodeno pasamos al quinto paso: el intestino delgado.
La comida ahora ya es un líquido ligero. Aquí hay un jugo intestinal que también contiene enzimas, y es en el intestino delgado donde tiene lugar la última digestión. Los carbohidratos se han roto y convertido en glucosa, y las proteínas se han convertido en aminoácidos. Estas moléculas son lo suficientemente pequeñas como para atravesar la pared intestinal y pasar a la sangre. El cuerpo también absorbe algunas vitaminas y minerales del intestino delgado.
Para que esta absorción funcione lo más eficaz posible, la pared intestinal está doblada, y en los pliegues hay colgajos diminutos: la vellosidad intestinal. Con los pliegues y la vellosidad, el área total del intestino delgado es de ¡casi treinta metros cuadrados! Hemos llegado al paso 6: el colon. Para evitar perder demasiada agua con las heces, se traspasa agua del contenido de los intestinos al cuerpo. En el colon hay montones de bacterias, alrededor de un kilo y medio.
Entre otras cosas ayudan a liberar las vitaminas del contenido intestinal. Algunas bacterias abandonan el cuerpo junto con la caca. La mitad más o menos de las heces está compuesta de bacterias, tanto vivas como muertas. Si las bacterias intestinales cambian o se dañan, es decir, si mueren demasiadas, nos ponemos muy enfermos. En la pared intestinal hay células que producen el moco que lubrica las heces, para que puedan salir del cuerpo más fácilmente.
Y hemos llegado al último paso del tracto gastrointestinal: el paso siete: el recto. A su debido tiempo, este se llena con la materia procedente del colon, y cuando está lleno, tenemos una sensación de urgencia, igual que María. En ese instante es importante ir a hacer caca, porque si no, el cuerpo enferma.