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Las vacunas y el cuerpo
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¿Cuáles de las siguientes afirmaciones son ciertas con respecto a las vacunas?
Selma ha tenido el sarampión. Ha sido duro, pero ahora ya está bien. Y no sólo eso. Ahora es inmune al sarampión. Porque ahora, tras la enfermedad, en su sistema inmunológico hay células con memoria que se acuerdan del aspecto que tiene el virus del sarampión, y si ese tipo de virus trata de volver a entrar en el cuerpo de Selma, se producirán montones de anticuerpos en un abrir y cerrar de ojos.
El virus no tendrá ninguna posibilidad. Cuando Selma enfermó, el sistema inmunológico se entrenó a sí mismo. Aprendió a manejar este tipo de intruso. ¿Que pasaría si pudieras entrenar a tu sistema inmunológico, sin tener que estar tan enfermo? ¿Y si se pudiera entrenar al sistema inmunológico de una manera segura, como cuando los pilotos practican en simuladores de vuelo? Pues de hecho, existe esta manera. Ésta es la prima de Selma: Nora. Van a ponerle una inyección.
En la jeringa hay virus debilitados del sarampión. Cuando se inyecten los virus en el cuerpo de Nora, no podrán hacerle daño. Son demasiado débiles, pero el sistema inmunológico se pone en marcha. Produce anticuerpos y destruye los virus. Y produce células con memoria.
El recuerdo del virus del sarampión siempre estará en el cuerpo de Nora, aunque nunca haya estado enferma. Esto es una vacuna. Una vacuna es como una medicina que te tomas antes de enfermar, para que la enfermedad nunca aparezca. A veces te da un poco de fiebre o tienes náuseas por culpa de la vacuna, porque el sistema inmunológico está trabajando. Pero se trata de una reacción leve, mucho más llevadera que la propia enfermedad.
Y de esta enfermedad, el sarampión, es de lo que Nora va a estar protegida. Será inmune. Pero no todas las vacunas proporcionan inmunidad de por vida. Algunas, como la vacuna contra el tétano, tienen que renovarse para que la persona siga siendo inmune. Existen vacunas contra muchas enfermedades: la rubéola, las paperas o la varicela, y cada una tiene su vacuna particular.
Sin embargo, no tenemos vacunas contra todas las enfermedades. La malaria es un ejemplo de enfermedad que es común en algunas regiones del mundo, y para la que no existe una vacuna que funcione. Y hay una cantidad pequeña de personas que no son inmunes, aunque hayan sido vacunadas. Los niños que están gravemente enfermos, por ejemplo de cáncer, tienen un sistema inmunológico que no funciona bien. Para estos niños, el sarampión pone en peligro sus vidas.
Pero en el pueblo donde vive Nora, casi todo el mundo ha sido vacunado contra el sarampión. Y si están vacunados, no van a enfermar y no van a propagar el virus. De modo que los niños con cáncer no van a encontrarse con el virus. Aunque su sistema inmunológico sea débil, están protegidos contra el sarampión, porque mucha gente a su alrededor está vacunada. Esto se conoce como inmunidad colectiva.
Cuando Nora se vacuna, está haciendo algo que no sólo es beneficioso para ella, sino para todo aquel con el que se encuentre. Listo. Nora ya está vacunada. Le ha dolido un poco. Pero no va a tener que pasar por el malestar y peligro que tuvo que sufrir Selma cuando tuvo el sarampión.
Y no contagiará a otros. Todo ello gracias a una inyección: una vacuna.