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El sistema inmunológico
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El sarampión no es contagioso. ¿Verdadero o falso?
Aquí tenemos a Selma en el tren. Está contenta tras un viaje divertido. Desgraciadamente hay otro pasajero en el tren que lleva esto: Es un virus del sarampión. El sarampión es muy contagioso. Como Selma está sentada al lado del transportador del virus durante todo el viaje de tren, el virus llega hasta su cuerpo a través del aire.
Y se infecta. Pero el cuerpo de Selma tiene un sistema que hará todo lo posible para prevenir y destruir a los intrusos. Se trata del sistema inmunológico de Selma. Ahora estalla una guerra entre los virus intrusos del sarampión y el sistema inmunológico. Selma se infecta al inhalar el virus, y éste llega hasta los pulmones.
El sistema inmunológico se prepara. Entran en escena los primeros soldados. Su labor es matar a las bacterias, comiéndoselas. Son células asesinas. Flotan por nuestros vasos sanguíneos y están presentes en todo el cuerpo.
Pero no pueden con los virus. Así que los virus del sarampión invaden a las células asesinas, se reproducen en grandes cantidades y las células asesinas mueren. Ahora el virus se extiende por millones por todo el cuerpo de Selma. La guerra ya dura unos diez días, pero no es hasta ahora que Selma se da cuenta de que está infectada. Y se pone muy enferma.
Le sube la temperatura corporal. Esto dificulta un poco que las bacterias y los virus intrusos se reproduzcan. Selma tiene fiebre. La fiebre forma parte del sistema inmunológico del cuerpo. Y Selma tiene tos.
Y le sale un sarpullido. La tos es la manera que tiene el cuerpo de eliminar los trozos de virus y células asesinas muertos que se han quedado en los pulmones. La erupción la causan los montones de células defensivas que se agrupan alrededor de los virus. Entonces los vasos sanguíneos se expanden, que es lo que vemos como puntos rojos en la piel. A esto se le llama una inflamación.
Lo que hace que Selma se sienta mal cuando está enferma no son los virus en sí, sino la respuesta del cuerpo: la fiebre, la tos y la inflamación. La inflamación se encuentra en muchas partes del cuerpo de Selma. Si tiene mala suerte, puede que el cerebro se inflame. En ese caso, el sarampión pondrá en peligro su vida. ¿Qué hace el sistema inmunológico ahora para proteger a Selma? Desgraciadamente aún no puede hacer mucho.
No tiene las armas apropiadas. Pero está esforzándose por conseguirlas. Así que el sistema inmunológico envía a las células T. Éstas transportan partes rotas del virus del sarampión, para llevarlas a los nódulos linfáticos. Ahí, las células B pueden observar cómo es este virus. Ahora, pueden aprender a diseñar y producir un arma efectiva contra estos virus que están en el cuerpo.
El arma es un cierto tipo de proteína, llamada anticuerpo. Montones de anticuerpos que encajan perfectamente con el virus determinado que han traído y mostrado las células T. Y esta vez se luchará contra el virus del sarampión. Cuando se producen los anticuerpos, el sistema inmunológico de Selma puede iniciar el contraataque. Se envían miles de millones de anticuerpos a todo el cuerpo.
Estos se unen a los virus y a las células en las que han entrado los virus. Es como si los virus estuvieran marcados con banderines. A continuación, llega un ejército de células asesinas T. Destruyen todos las células y virus marcados con el anticuerpo correcto. Las células T y B son tipos distintos de glóbulos blancos.
Son algunos de los soldados del sistema inmunológico. Ya han pasado casi tres semanas desde que el virus entró en el cuerpo, y el sistema inmunológico de Selma empieza a recuperar el control. Aún le llevará unas semanas hasta que se encuentre del todo bien y recuperada, y parece que volverá de nuevo a la normalidad. ¡Pero aún hay más! Ahora, las células en el sistema inmunológico de Selma han aprendido a reconocer los virus del sarampión. Tras la enfermedad quedan unas células con memoria.
Gracias a ellas, si Selma vuelve a encontrarse con el mismo virus, en un abrir y cerrar de ojos podrán producirse montones de anticuerpos. Las células ahora saben cómo hacerlo. Selma se ha vuelto inmune al sarampión. Y ahora sí, Selma se ha recuperado de la enfermedad. Y no va a pillar el sarampión nunca más, incluso si vuelve a toparse con el virus por ahí.
Gracias al sistema inmunológico.