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El cultivo de plantas y la cría de animales
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True or false? If one focuses on maintaining certain desired traits in animals, it's possible that other useful traits could disappear.
María y Sofía están en el parque y Sofía se fija en un manzano salvaje. ¡María, mira! ¡Manzanas! ¿Por qué son tan pequeñas? Las manzanas están rojas y parecen maduras. Pero es verdad que son muy pequeñas, y no son tan bonitas como las manzanas de las tiendas. ¿Por qué son tan distintas estas manzanas salvajes? Cuando vamos a comprar fruta y verdura está claro que preferimos las piezas que tienen buen aspecto y son deliciosas. Los granjeros quieren que sus cosechas crezcan bien y que sean resistentes a las condiciones adversas, a las enfermedades o a las pestes.
Los granjeros también quieren que sus animales produzcan gran cantidad de, digamos, huevos, leche o lana o que crezcan rápido para que puedan venderlos y sacar un beneficio. Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que las plantas y los animales tendrán estas características deseadas? Viajemos al pasado unos cuantos miles de años. Hace miles de años los humanos no tenían granjas, simplemente recogían los frutos más accesibles, los más dulces y más grandes con los que se topaban. Cada fruta comida significaba que las semillas se esparcían y así crecían más plantas con esas bonitas características.
Con el tiempo los humanos empezaron a tener animales como cabras u ovejas. Los animales débiles, con tendencia a enfermar o los muy tercos no eran útiles por lo que los granjeros los apartaban de la manada. Para reproducirse tan solo quedaban los animales fuertes, sanos y obedientes. Conforme pasaba el tiempo, la gente se dio cuenta de que muchos rasgos pasaban de padres a hijos, tanto en las plantas como en los animales. Así que los granjeros empezaron a escoger de entre sus mejores plantas las semillas para replantarlas, y de sus manadas, los mejores animales para aparearse y reproducirse.
A esto se le llama reproducción selectiva. A través de la reproducción selectiva, generación tras generación, los humanos lograron cambiar las características de las distintas especies para que se adaptasen mejor a las necesidades humanas. El maíz, los melocotones y las manzanas, por ejemplo, son plantas que han sido cultivadas de manera selectiva a lo largo de miles de años. Todas estas cosechas solían ser mucho más pequeñas y menos sabrosas, pero ahora las tenemos en muchas deliciosas variedades. Las distintas razas de perros y de animales de granja también han sido creadas por reproducción selectiva a lo largo de la historia.
Hoy sabemos que los rasgos de las distintas plantas y animales vienen determinados por los genes. Las plantas o los animales con genes similares, además, se parecen. Las crías heredan los genes de sus padres. Pero en cada generación suele haber una ligera variación y las crías no son idénticas a sus padres. Así que mediante la reproducción selectiva los humanos pueden crear variedades nuevas de animales y plantas con los rasgos buenos de ambos progenitores. ¿Qué pasa si ya tenemos una variedad con todas las cualidades perfectas y tan solo la queremos en mayor cantidad?
Para hacer eso hay que asegurarse de que cada planta o animal nuevo tenga los genes idénticos al que queremos. Eso se logra mediante la clonación. Clonar plantas es relativamente fácil. Si se corta una parte de una planta, la parte nueva a menudo produce sus propias raíces, hojas y tallos nuevos. Se convierte en una planta nueva con exactamente los mismos genes que la planta madre.
Cultivar plantas de esta manera nos permite producir clones de planta de forma consistente con genes y características idénticos. También es posible clonar animales, pero es difícil y nada práctico. La reproducción selectiva sigue siendo el método principal para mantener y mejorar los rasgos deseados en los animales. Tanto la reproducción selectiva como la clonación nos permiten producir plantas y animales con los rasgos deseados. Pero al centrarnos en determinados rasgos, podríamos eliminar otras cualidades útiles.
Por ejemplo, al tratar de cultivar una brillante manzana roja, podríamos reducir la capacidad del árbol de sobrevivir en su entorno natural. Los individuos criados de manera artificial suelen tener genes muy parecidos entre sí. Esto significa que tienen los mismos puntos fuertes, pero también las mismas debilidades. Puede que tengan los mismos problemas de salud o que sean propensos a las mismas enfermedades. Aun así: ¡Apuesto a que esta manzana salvaje está deliciosa!