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Epidemias y pandemias
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¿De qué hablamos cuando una enfermedad se extiende rápidamente e infecta a mucha gente?
París. Mayo de 1918. El escritor francés Guillaume Apollinaire está sentado en una cafetería leyendo el periódico. Casi todas las noticias tratan de la Primera Guerra Mundial, que lleva en marcha ya desde hace casi cuatro años; pero es otro artículo el que llama su atención. El artículo habla de una nueva enfermedad que ha estallado en España. "El rey, el primer ministro y algunos ministros más han enfermado.
Están sufriendo una enfermedad misteriosa que se ha extendido por toda España y que ya ha afectado al 30% de la población. La enfermedad no está considerada peligrosa." Pero eso no es verdad. Vaya si no es verdad. Medio año más tarde el propio Apollinaire se infecta. Y en noviembre muere a causa de esa nueva enfermedad.
La gente la llama la gripe española, y en los dos años siguientes, entre 1918 y 1920, se va a llevar entre 50 y 100 millones de vidas en todo el mundo. Apollinaire muere a tan solo dos días del fin de la Primera Guerra Mundial, que, si la comparamos, acaba con unos nueve millones de vidas. Por tanto, la gripe española mata a muchísimas más personas que la guerra más sangrienta de la historia hasta ahora. Una enfermedad que se extiende cuando la gente se infecta entre sí es una enfermedad infecciosa. Si la enfermedad se extiende ampliamente dentro de una población y en muy poco tiempo, se dice que ese brote es una epidemia.
Suelen ser los virus o las bacterias los causantes de las enfermedades infecciosas. Un solo virus que entre dentro de un cuerpo humano puede multiplicarse rápidamente y crear miles de millones de copias. Hay virus que provocan indicios de enfermedad, los síntomas, como por ejemplo, estornudos o tos. Las gotitas de un solo estornudo pueden contener cientos de millones de virus. Si otra persona está cerca, es muy fácil que inhale una de esas gotitas procedentes del estornudo.
O puede que una de la gotitas vaya a parar a la manilla de una puerta. La próxima persona en abrir la puerta muy probablemente se lleve el virus consigo en la mano. Si después resulta que se toca la cara, el virus puede penetrar en su cuerpo. Ya tenemos a otra persona infectada. Constantemente están surgiendo virus nuevos, y algunos desembocan en epidemias que afectan a muchísimas personas en muchos países diferentes.
En ese caso hablamos de pandemia. A lo largo de la historia ha habido pandemias extremadamente graves, con millones de muertos. Pero, ¿cómo es posible que una enfermedad se extienda tan rápidamente? Aquí tenemos a la primera persona portadora de un virus nuevo. Infecta a dos personas. Éstas a su vez infectan, cada una, a otras dos personas más.
Ya tenemos a siete infectados. Estas últimas cuatro personas infectan a ocho personas más. Éstas ocho infectan a 16. El total es ahora de 31 infectados. Siguen sin ser muchos, y al principio la infección se extiende lentamente. Pero a más personas infectadas, más rápido se extiende la infección.
En poco tiempo pasa de 31 a 63, de 63 a 127, de 127 a 255, y sigue y sigue y sigue y sigue y sigue y sigue... La enfermedad se extiende cada vez más rápido. Cuando se ha alcanzado el millón de personas infectadas, todas juntas podrían infectar a dos millones más en el transcurso de tan solo un día o dos. Pero tarde o temprano la enfermedad se extenderá a un ritmo más lento. Normalmente, los cuerpos de las personas que hayan tenido una enfermedad viral desarrollan defensas contra el virus: se vuelven inmunes.
La cepa de ese mismo virus ya no puede infectarlos y ya no lo vuelven a propagar. De modo que cuando ha sido infectado un número suficiente de personas de una misma población, la enfermedad se extiende a una velocidad menor. En el mejor de los casos, se desarrolla una vacuna para prevenir que la gente se infecte. Si se vacuna a muchas personas, se puede detener la propagación de la infección. Ya hay vacunas para muchas enfermedades graves, como por ejemplo, la tuberculosis, la polio y el sarampión, pero no hay vacunas contra los nuevos virus que surgen de cero.
Los científicos hacen todo lo que pueden para desarrollar vacunas nuevas. Pero eso lleva su tiempo, y resulta casi imposible tener una vacuna lista antes de que una pandemia se haya extendido por todo el mundo. No había una vacuna contra la gripe española, sin embargo, la propagación de esta enfermedad fue a menos por sí sola. El virus sigue existiendo, pero la pandemia que causó, ya no. Por aquel entonces se infectó una de cada cuatro personas.
Guillaume Apollinaire fue uno de los muchos que murieron, y entre el dos y el cinco por ciento de la población mundial también murió. Eso hace que la gripe española haya sido una de las pandemias más mortales de la historia.