La química de la contaminación
La calidad del aire y la contaminación
La calidad del aire y la contaminación
Cualquier cosa que reduce la calidad del aire y resulta nocivo para los humanos y el medioambiente se conoce como __________.
Michael ha salido a dar un paseo. Pero, ¡hay algo raro! Se suponía que iba a ser un bonito día soleado, pero por todas partes hay una niebla extraña. Es tan densa que Michael apenas ve nada. Además huele mal. ¡Resulta muy difícil respirar!
Sí, Michael. Será mejor quedarse en casa y ¡mantenerse alejados de esta niebla tóxica! La niebla tóxica o esmog es una mezcla compleja de productos químicos; algunos son gases y otros, partículas. Algunos no deberían estar en el aire en cantidades grandes, y algunos no deberían estar para nada en el aire. Pero si están, empobrecen la calidad del aire y resultan perjudiciales para los humanos y el medio ambiente.
Se trata de contaminantes del aire. Algunos ejemplos de contaminantes formadores de la niebla tóxica o esmog incluyen gases como el monóxido de carbono, el dióxido sulfúrico y el óxido de nitrógeno, además de algunas partículas muy finas de sólidos y líquidos: materia particulada. Otro contaminante del aire presente en el esmog es el ozono. El ozono aparece de forma natural en las capas más altas de la atmósfera, y, de hecho, nos protege de los rayos ultravioleta. Sin embargo, a veces, la luz solar reacciona con otras sustancias, por ejemplo, el óxido de nitrógeno, y forma una capa de ozono cerca del suelo.
Respirar ozono y demás contaminantes del aire causa muchos problemas de salud en los humanos. También son perjudiciales para las plantas y otros organismos. ¿De dónde proceden todos estos contaminantes? Las fuentes de contaminación aérea se pueden dividir en dos categorías. La primera son las fuentes naturales, o biogénicas, como por ejemplo el polvo del desierto, el humo de las erupciones volcánicas y de los incendios forestales, o el polen de la vegetación. Luego están las fuentes de contaminación causadas por el hombre, o antropogénicas, que incluyen: - fuentes móviles como coches, barcos y aviones - fuentes estacionarias como las centrales eléctricas que usan combustibles fósiles - las fábricas y los hornos a base de combustible - los gases de los productos químicos, por ejemplo, de la pintura o aerosoles - los insecticidas, pesticidas y fertilizantes usados en la agricultura.
Todos estos contaminantes se mezclan con el aire que respiramos y entran así en nuestro organismo, lo que puede afectar a nuestra salud. Los niños, la gente mayor y quienes padecen enfermedades crónicas corren mayor riesgo de tener graves complicaciones de salud por culpa de la mala calidad del aire. Dependiendo del tipo de contaminantes, la duración y la frecuencia de la exposición, se pueden experimentar desde síntomas leves, como irritación nasal o de garganta, hasta problemas más serios, como alergias, enfermedades cardíacas, pulmonares, o cáncer. Aparte de afectar a nuestra salud, la contaminación del aire también daña a la flora y fauna, estropea el entorno natural y provoca el cambio climático. Si los humanos producen tanta contaminación del aire, y además es tan peligrosa, ¿cómo podemos reducirla?
Hay muchas maneras distintas de minimizar las emisiones y mejorar la calidad del aire. Además, ¡pueden aplicarse fácilmente en el día a día! Las emisiones de los coches son una de las mayores fuentes de contaminantes. Cada vez que optamos por ir andando, en bici o en transporte público, reducimos las emisiones de nuestros propios vehículos. La producción eléctrica es otro proceso que le resta calidad al aire.
Al cambiarnos a fuentes de energía renovable, como la eólica o la solar, o ahorrando energía en casa, todos podemos reducir su impacto en el medio ambiente. Sin embargo, el esfuerzo individual no basta si no es respaldado por los gobiernos y las industrias. Los gobiernos pueden limitar la contaminación del aire invirtiendo, por ejemplo, en energía renovable, en educación medioambiental e introduciendo leyes, regulaciones y normas que limiten las emisiones y el uso de productos químicos. La acción gubernamental en combinación con la innovación tecnológica y un cambio en nuestros hábitos puede ayudar a crear un mundo donde todos podamos disfrutar a diario de aire limpio.