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La reproducción sexual en las plantas
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En una flor, ¿dónde se encuentra el óvulo?
Estamos en primavera, y el jardín está lleno de insectos. Vuelan de flor en flor ayudando a las plantas a ser más: ayudando a las plantas a reproducirse. ¿Cómo? ¡Echemos un vistazo más de cerca! Aquí tenemos dos flores: una blanca y la otra roja. En su interior la flor blanca tiene órganos reproductores femeninos, mientras que la roja tiene órganos reproductores masculinos. Una abeja aterriza en la flor roja para beber su néctar.
Mientras intenta alcanzar el néctar, sin querer la abeja se frota contra los órganos reproductores, o gametos, masculinos y recoge los granos de polen. Luego la abeja se marcha volando a la flor blanca para recoger algo más de néctar. Los granos de polen que la abeja había traído consigo de la flor roja caen en el estigma, que es la punta del órgano reproductor femenino. El polen contiene una célula reproductora masculina que tiene que llegar al óvulo, ubicado en la base de la flor. El óvulo contiene la célula reproductora femenina: un óvulo y dos núcleos polares.
Tanto el óvulo como los núcleos polares contienen sólo un conjunto de genes. El óvulo está destinado a convertirse en un embrión, mientras que los dos núcleos polares se convertirán en alimento para el embrión. Pero, ¿cómo llegan los gametos masculinos al óvulo? Los granos de polen absorben las sustancias del estigma y del grano de polen empieza a salir un tubito. A este tubo se le llama tubo polínico.
El tubo polínico crece hacia abajo a través de un tallo largo y delgado, llamado estilo, en dirección a la base de la flor. El tubo polínico lleva consigo el gameto masculino. A medida que el tubo polínico crece, el gameto masculino se divide en dos espermatozoides. Cuando el tubo polínico llega al óvulo, hace un agujero en el óvulo. Un espermatozoide se fusiona con el óvulo para convertirse en una célula fertilizada: un zigoto.
Esta célula se divide, crece y se convierte en un embrión. El otro espermatozoide se junta con los dos núcleos polares y forma el endospermo, que le servirá de fuente de alimento al embrión. El embrión y el endospermo juntos forman una semilla. Cuando la semilla cae al suelo y, si las condiciones son las adecuadas, la semilla se desarrolla y convierte en un brote, raíces, tallos, hojas... ¡se convertirá en una planta completamente nueva! Este tipo de reproducción, donde un gameto masculino y uno femenino se juntan para formar una planta nueva, se llama reproducción sexual.
La planta nueva que crece como resultado de la reproducción sexual se va a parecer a sus plantas padres, pero también tendrá algunos rasgos nuevos. En este caso los padres tenían flores rojas y blancas pero las plantas de la nueva planta son de color rosa. Los insectos, como las abejas, no son los únicos que ayudan a las plantas a reproducirse de esta forma. El polen puede ser llevado de flor en flor por los pájaros o el viento. Incluso los humanos pueden transferir el polen, por ejemplo, ¡usando un delicado pincel!