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Las plantas florales
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No existen las plantas acuáticas con flor.
Estamos en primavera y las plantas en el jardín de María están floreciendo. A María le encanta observar las flores, sus diferentes formas y tamaños. Además, ¡huelen tan bien! Las plantas florales, o angiospermas, como las del jardín de María, son el tipo más frecuente de plantas sobre el planeta Tierra. Alrededor del 80% de todas las especies vegetales son plantas florales.
Están presentes en casi cualquier lugar del planeta, incluso en el agua. Una de las razones es su estructura. Las plantas florales normalmente están compuestas por dos partes con funciones muy distintas. Una parte es la que está por encima de la tierra: el tallo... y la otra parte es la que está bajo tierra: la raíz.
El sistema radical proporciona una base firme para anclar la planta a la tierra. Y de dicha tierra es de donde las raíces absorben los nutrientes que la planta necesita para vivir y crecer. Por encima de la tierra el sistema de brote está compuesto por: el tallo, las hojas y las flores. Cada elemento tiene su propia función. El tallo le aporta a la planta su estructura y le sirve de canal para el agua y los nutrientes que llegan desde la raíz.
Las hojas son donde la planta convierte el dióxido de carbono y el agua en azúcar y oxígeno usando la energía solar en un proceso llamado fotosíntesis. Las flores juegan un papel importante en el sistema reproductivo de la planta. En el fondo de cada flor hay pequeñas hojas especializadas: los sépalos. Éstos protegen a la flor mientras ésta se está desarrollando. Cuando la flor se abre, o florece, los pétalos le proporcionan a la planta floral una ventaja sobre las demás plantas. Los pétalos muestran colores brillantes y desprenden distintos aromas.
Todo esto hace que la planta les resulte muy atractiva a determinados animales que colaborarán en su reproducción. En el interior de los pétalos se encuentran los órganos reproductores. El órgano reproductor masculino es el estambre, que es el que produce el polen. A menudo una flor puede tener muchos órganos reproductores femeninos, llamados carpelos. En algunas especies de plantas la flor tiene tanto estambre como carpelos, mientras que en otras especies la flor sólo tiene o una cosa o la otra.
Para que una planta se reproduzca, el polen del estambre tiene que llegar al carpelo. A veces esto ocurre gracias a la ayuda de un animal atraído anteriormente por la flor: un polinizador; y a veces ocurre de otra forma, pero cuando ocurre, tiene lugar la fertilización y se inicia la formación de las semillas y los frutos. La capacidad de dar frutos es exclusiva de las plantas florales y les da otra ventaja sobre los demás tipos de plantas. Los frutos suelen oler tan bien y ser tan ricos, que los animales se los comen, ¡con semilla incluida! Las semillas suelen atravesar intactas el sistema digestivo del animal y son expulsadas muy lejos de donde fueron ingeridas.
De esta manera las semillas se esparcen a lo largo de un territorio muy amplio y las plantas llegan a crecer donde no lo habían hecho antes. María está ansiosa por ver sus plantas dando fruta dentro de un par de meses. De hecho, está pensando en recoger algunas semillas, plantarlas y puede que para el próximo año tenga todavía más plantas florales.