Las zonas del lago y su ecosistema
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¿Verdadero o falso? Los animales pequeños como los caracoles y los insectos se encuentran en la zona litoral.
¿Te has preguntado alguna vez por qué hay tantas plantas a orillas de un lago pero apenas ninguna en el medio? O ¿por qué nunca se ven peces grandes cerca de la orilla, pero sí un montón de insectos y ranas? La profundidad, la temperatura, la cantidad de luz, el oxígeno y el alimento varían según qué zona del lago. Y hay plantas y animales que prefieren determinadas condiciones a otras. Fijándonos en las condiciones y los organismos de un lago, podemos dividirlo en cuatro zonas diferenciadas.
Echemos primero un vistazo a la orilla. Alrededor del borde del lago la tierra se inclina hacia aguas poco profundas. Esta zona suele ser rica en minerales y nutrientes disueltos en el agua. La luz solar llega hasta el fondo atravesando las aguas menos profundas. Es la zona cercana a la orilla o la zona del litoral.
Las plantas y las algas necesitan nutrientes y luz solar para crecer, por lo que las condiciones de la zona del litoral les resultan perfectas. Por eso aquí podemos encontrar muchos tipos de juncos, nenúfares o lentejas de agua. Estas plantas son escondrijos y refugios estupendos para los animales pequeños como los caracoles, los insectos, algunos crustáceos y pececitos. Estas plantas y estos pequeños animales a su vez atraen a animales más grandes que se los comen, como ranas, patos o cisnes. Pasemos a la parte del agua abierta en el centro del lago.
A la capa de agua cercana a la superficie le llega muchísima luz solar. Estamos en la zona limnética. El agua de la superficie se mezcla con el oxígeno del aire, que es el motivo por el que hay tanto oxígeno en la zona limnética. Unas diminutas algas que van flotando libremente, el fitoplancton, también producen un montón de oxígeno. Aparte de producir oxígeno, el fitoplancton es fuente de alimento de muchos animales del lago, como insectos, peces o crustáceos.
La zona limnética finaliza allí donde la luz solar ya no llega. Por debajo de la zona limnética el agua es más oscura, profunda y fría. Estamos en la zona profunda. En las aguas profundas no vive ninguna planta por lo que apenas hay comida. Tampoco hay mucho oxígeno porque el agua de la zona profunda no se mezcla con el agua rica en oxígeno de la superficie.
La mayoría de los organismos no pueden sobrevivir con poco oxígeno, a excepción de unos pocos gusanos y cangrejos o algún que otro pez. Pero los que sí pueden sobrevivir sin problema con muy poco oxígeno son los hongos y las bacterias. Incluso son capaces de vivir en el fondo del lago, en la zona béntica. El fondo del lago suele estar cubierto por una capa de materia orgánica: desperdicios animales, algas muertas o animales muertos que han ido hundiéndose hasta el fondo. Las bacterias y los hongos se alimentan de esa materia orgánica y la descomponen en sustancias más simples.
Al hacerlo, producen dióxido de carbono y nutrientes usados por las plantas y las algas para poder crecer. Para resumir: las cuatro zonas de un lago son: la parte cercana a la orilla, o zona litoral; el agua abierta, o zona limnética; las aguas profundas, o zona profunda; el fondo del lago, o zona béntica. Las diferentes condiciones como la cantidad de luz, comida y oxígeno de cada zona del lago determinan qué tipo de organismo vive en ella. Los organismos a su vez también influyen en su entorno: pueden usar o producir oxígeno, comer o ser comidos por otros. Los seres vivos y no vivos dependen los unos de los otros y juntos conforman el ecosistema de un lago.