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La radiación ionizante: introducción
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¿Cuáles de estos tres tipos de radiación más comunes están formados por partículas?
Cuando algo se estrella contra nosotros, puede producirnos un moretón o un corte, si es lo bastante grande y se lanza lo suficientemente fuerte; en otras palabras, cuando algo diminuto y ligero nos golpea, apenas lo notamos. Ahora bien, si nos golpea algo que es realmente muy pequeño, pero lo hace con mucha fuerza y mucha energía, puede causar un tipo de daño especial. Esto es lo que sucede cuando nos exponemos a radiaciones ionizantes. La radiación ionizante se llama precisamente así porque tiene tanta energía que puede desprenderse de electrones de átomos y moléculas, convirtiéndolos en iones. Eso puede herir a las personas y a otros seres vivos.
Estas señales nos advierten sobre radiaciones ionizantes. El tipo de radiación que nos perjudicará dependerá de los órganos que estén expuestos y de la cantidad de radiación que reciban. Si la dosis de radiación es mayor, habrá más daño. Si te expones a radiaciones, aumenta el riesgo de cáncer en el futuro. Tus células reproductivas, gametos, pueden dañarse.
Y si una mujer embarazada está expuesta a radiaciones, el feto puede sufrir lesiones o morir. Una dosis muy elevada de radiación podría provocar convulsiones, calambres o muerte inmediata. La radiación ionizante afecta también a las cosas inanimadas. Los metales, por ejemplo, se vuelven frágiles y se rompen más rápido. La electrónica puede resultar dañada y algunas formas de radiación pueden convertir los materiales en radiactivos, de modo que radien por sí solos.
Aquí vemos un núcleo atómico que es radiactivo. Ser radiactivo significa que se romperá, se desintegrará. La descomposición de un núcleo significa que una pequeña parte de él se desprende y se aleja. Cuando el núcleo se descompone, cambia y obtiene un número diferente de protones y, con ese número distinto de protones, el átomo se convierte en otro elemento. El trozo pequeño que se desprende se desecha con una gran energía.
Este núcleo está emitiendo radiación ionizante. La desintegración radiactiva puede causar tres formas diferentes de radiación ionizante: dos de ellas consisten en partículas; una es la radiación electromagnética. Las tres formas de radiación tienen propiedades diferentes, pero todas son ionizantes. La radiación alfa emite partículas con dos protones y dos neutrones: una partícula alfa. La radiación alfa no llega muy lejos.
No puede alejarse demasiado por el aire ni puede atravesar la piel humana. Pero si comes o inhalas algo que emita radiación alfa, puede dañarte porque no hay piel protectora y la radiación llega a las células dentro del cuerpo directamente. La radiación beta también emite partículas, ya sea un electrón o un positrón cargado positivamente. Ambos se denominan partículas beta. La radiación beta llega más lejos que la radiación alfa.
Puede pasar a través de la piel, pero no penetrar mucho en el cuerpo. Al igual que con la radiación alfa, la radiación beta es sobre todo dañina cuando proviene del interior del cuerpo. Las sustancias que emiten radiación beta pueden acumularse en el cuerpo por mucho tiempo, a menudo en el tiroides, donde dañan células cercanas. La tercera forma de radiación ionizante que puede proceder de un núcleo atómico en descomposición es la radiación gamma. La radiación gamma es una forma de radiación electromagnética con muy alta frecuencia y energía.
La radiación gamma no consiste en partículas. No consta de fragmentos del núcleo sino de energía en forma de ondas electromagnéticas, como la luz normal o las ondas de radio. Pero la radiación gamma tiene una frecuencia extremadamente alta y, por consiguiente, una longitud de onda corta. Por tanto, cada rayo gamma tiene mucha más energía que un rayo de luz normal. Eso es lo que lo hace ionizante.
La radiación gamma llega más lejos que la radiación alfa y la beta. Para detenerla, necesitas una lámina de plomo de varios centímetros de grosor. Tres tipos diferentes de radiación que tienen dos cosas en común: las tres se crean cuando el núcleo de un elemento radiactivo se desintegra y las tres son ionizantes. Las conocemos como alfa, beta y gamma por las tres primeras letras del alfabeto griego.