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Las consecuencias de la contaminación humana: las megaciudades
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¿Verdadero o falso? Cómo gestionar los distintos tipos de contaminación es uno de los principales retos a los que se enfrentan las megaciudades.
Tokio, Japón. El Cairo, Egipto. París, Francia. Lima, Perú. ¿Qué tienen en común todas estas ciudades? Todas son megaciudades, es decir, ciudades con más de 10 millones de habitantes.
En la actualidad, existen más de 30 megaciudades en todo el mundo. Cuando millones de personas viven juntas en un espacio relativamente pequeño, se enfrentan a algunos desafíos únicos. En las megaciudades, uno de los mayores retos es gestionar diferentes tipos de contaminación. Una característica común de las megaciudades es que crecen en un área muy grande y, con frecuencia, de manera desorganizada. A este fenómeno se le denomina expansión urbana y puede ocasionar graves problemas de contaminación. ¿Por qué?
Pues porque significa que las personas que residen «en la ciudad» pueden vivir a horas de distancia de su lugar de trabajo. Aunque incluso haya un sistema de transporte público, es posible que no llegue a todas las zonas, por lo que habrá más personas que dependan del coche para desplazarse. Los vehículos emiten gases de escape que contienen miles de sustancias minúsculas y peligrosas, que son una de las principales causas de la polución del aire en las megaciudades, junto con los pesticidas, las emisiones industriales, la construcción y la combustión del carbón. A veces, el aire está tan lleno de una densa niebla formada por contaminantes (esmog) ¡que se hace difícil respirar! Y cuando inhalamos esmog, aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, como el asma.
La contaminación del aire es perjudicial para la salud humana y también para el medio ambiente. El esmog se desplaza con el viento. Los gases de escape que se liberan en el aire dañan la capa de ozono de la Tierra y constituyen una causa importante de por qué el clima se vuelve más cálido. Como las megaciudades son tan grandes, la contaminación del aire puede tener grandes repercusiones. Cuando una ciudad crece a un ritmo manejable, hay tiempo de planificar las carreteras, el alcantarillado, las instalaciones para el tratamiento del agua, las escuelas, etc.
Pero las ciudades de todo el mundo están aumentando en aproximadamente un millón de personas… ¡por semana! Y algunas megaciudades están creciendo demasiado rápido para mantener el ritmo… Sin tener una infraestructura que satisfaga las necesidades básicas, los residentes se ven a veces obligados a improvisar con edificios, carreteras y alcantarillas provisionales. Y esto puede generar el desarrollo de barrios marginales. Los barrios marginales son zonas residenciales superpobladas y, en general, tienen unas condiciones de vida inseguras e insalubres. Los barrios marginales no siempre disponen de servicios municipales, como la electricidad y la gestión de residuos.
Tirar la basura en la calle o quemarla es algo común, pero tiene efectos secundarios potencialmente peligrosos. Algunos desechos, como el plástico, despiden toxinas al quemarse. Inhalarlas puede ser tóxico para los seres humanos, a la vez que la basura en el medio ambiente puede resultar repugnante y hacer enfermar a las personas. Hoy en día, aproximadamente 1 de cada 7 personas en todo el mundo reside en barrios marginales. Por lo tanto, existen distintas clases de contaminación.
Algunas las podemos ver, como es el caso del escape de un coche viejo o de la basura en el suelo. ¿Pero qué pasa con los molestos sonidos de las bocinas o de las voladuras en las obras de construcción? Demasiado ruido puede causar contaminación acústica. Escuchar ruidos fuertes todo el tiempo puede ser perjudicial para nuestra salud y provocar pérdida de audición o trastornos del sueño. Además, también puede afectar a la fauna. Muchos animales dependen del sonido para encontrar comida y huir de depredadores.
La contaminación acústica dificulta todo lo anterior, por lo que los animales que viven en áreas ocupadas por megaciudades se ven obligados a abandonar sus hábitats. A pesar de estos problemas, las megaciudades han llegado para quedarse… La ONU estima que habrá 43 megaciudades en el 2030. A medida que las megaciudades crezcan, los planificadores urbanos, los gobiernos y los residentes deberán tener en cuenta la salud de las personas y el medio ambiente, y encontrar maneras de que las megaciudades sean sostenibles…