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Cómo medir la salud pública
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Una mañana, temprano, en una ciudad de un país en algún lugar del mundo. La gente coge el autobús, va andando o en bicicleta para ir al colegio. Puede que te preguntes cómo están. ¿Qué tal andan de salud? ¿Cómo está la salud pública? Mientras que algunos van en bici al colegio, otros siguen en cama, enfermos. Es decir, no todo el mundo se siente igual.
Pero, ¿hay manera de decir cómo se siente toda una población? ¿Hay alguna manera de medir la salud de una población entera? Pues sí, la hay. Veamos cómo se mide la salud pública. En las primeras etapas de la vida humana, las personas somos más vulnerables a determinadas enfermedades. Si alguien en esa etapa enferma tan gravemente que muere antes de cumplir un año de vida, se habla de mortalidad infantil.
Cuando contamos la cantidad de niños que mueren antes de cumplir un año, estamos calculando la mortalidad infantil, y eso es una manera de medir la salud pública. En los países con acceso a una buena atención médica, la mortalidad infantil es baja, pero si apenas hay acceso a agua potable ni a atención médica, el riesgo de que un bebé muera antes de cumplir un año, es mayor. La mortalidad infantil aumenta. Si contamos cuántos niños mueren antes de cumplir los cinco años de vida, estamos calculando la mortalidad en la niñez. Es una forma distinta, aunque parecida, de medir la salud pública.
La razón más frecuente de una tasa alta de mortalidad en la niñez es la pobreza. Un niño que no obtiene alimento suficiente muere de desnutrición. El nacimiento de un niño, el parto, puede resultar arriesgado para la madre. Si una madre muere durante el parto, se habla de mortalidad materna. Es un caso poco habitual si la atención médica es buena, pero si no hay comadronas ni médicos cualificados ni hay hospitales o no hay agua limpia, la madre corre más riesgos y la tasa de mortalidad materna sube.
También se puede medir la edad media que alcanza la gente mayor antes de morir. Esto es la esperanza de vida. Si la gente vive más tiempo, significa que la esperanza de vida es más alta. Si viven menos tiempo, significa que la esperanza de vida es más baja. La causa más común de una esperanza de vida baja en un país es que los niños mueran antes de llegar a los cinco años de edad.
De modo que una alta mortalidad infantil y en la niñez implica una esperanza de vida baja. Mortalidad infantil, mortalidad en la niñez, mortalidad materna y esperanza de vida. He aquí cuatro formas de medir la salud pública. Ya podemos medir la salud pública de toda una población. Y podemos ver la evolución de la salud pública de un país a lo largo del tiempo y comparar diferentes países.
O diferentes partes de un mismo país. Al hacer la comparación, vemos que la gente con más educación y más ingresos económicos suele vivir más tiempo. Su esperanza de vida es mayor. Dentro de los grupos de una misma población o de una misma ciudad puede haber mucha diferencia en su salud pública. A Alfred se le ha diagnosticado un cáncer de pulmón a los 42 años.
Está muy enfermo y nunca va a recuperarse. La esperanza de vida en su país es de 82 años. Es decir, se esperaba que Alfred llegase a cumplir los 82, que viviese otros 40 años más. En vez de eso, ha enfermado. Alfred se ha quedado sin 40 años de vida sana.
Cuando se miden esos años perdidos de vida sana dentro de toda una población, esos años reciben el nombre de "años de vida ajustados por discapacidad". Con esto se mide la propagación de las enfermedades en un país o una sociedad. Y es otra manera de medir la salud pública. Las razones más frecuentes para una mayor pérdida de años saludables son la neumonía y las enfermedades cardíacas. Resumiendo, la salud de la gente en una ciudad varía.
Pero podemos decir que en casi todas las partes del mundo la salud pública ha mejorado en los últimos años. Hay: menos mortalidad infantil, menos mortalidad en la niñez, menos mortalidad materna, una mayor esperanza de vida y menos años con una salud precaria. Y eso también es válido para esta ciudad.