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El fascismo y Mussolini
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La huelga de los trabajadores italianos que tuvo lugar al finalizar la Primera Guerra Mundial se inspiró en la Revolución _____________ .
Se ha terminado la Primera Guerra Mundial, pero el caos sigue reinando en la mayor parte de Europa. En todas partes hay pobreza e inquietud, sobre todo en Italia. La guerra ha costado dinero y vidas. Italia estaba en el bando ganador, así que muchos pensaron que Italia obtendría más tierras. Pero no fue así.
Muchos obreros se enteraron de lo que había pasado en Rusia. Allí tuvo lugar una revolución en 1917. Se cuenta que: allí todos tienen el mismo voz y voto para gestionar asuntos; que los trabajadores son los dueños de las fábricas en las que trabajan; que hay una sociedad es igualitaria, sin clases, llamada la Unión Soviética y... ¡existe una forma de socialismo llamado comunismo! ¡Los obreros italianos también quieren todo eso! Protestan. Roban en las tiendas todo aquello que necesitan.
Ocupan las fábricas. ¡Hacen huelga! Pero unos jóvenes con camisas negras atacan a esos obreros huelguistas. Odian a los comunistas, se autodenominan los "camisas negras" y "fascistas". La palabra fascista proviene de la palabra "fasces", la palabra latina que se refiere a un hacha unida a un manojo de palos: un símbolo que usaba el Imperio Romano. Los fascistas son un grupo político creado en 1919 por un veterano de la Gran Guerra: Benito Mussolini.
Mussolini anima a los camisas negras a que usen la violencia, pero él personalmente no se involucra. Los fascistas prometen aventura y honor con lemas pegadizos como: "Mejor vivir un día como león que 100 años como oveja." Mussolini dice: "Reconstruiremos Italia. ¡Crearemos un nuevo imperio romano!" Los enemigos de Mussolini son el gobierno, la iglesia, los periódicos, los extranjeros... y, sobre todo... ¡los comunistas! Mussolini quiere una sociedad nacionalista. Los fascistas usan la violencia y asesinan a sus oponentes políticos.
En 1922 ya han asesinado a más de 2000 personas. Los fascistas asumen el poder en varias ciudades, convirtiéndose rápidamente en el partido político más poderoso de Italia. A principios de octubre de 1922 Mussolini le manda un aviso al gobierno italiano: "O nos entregáis el poder o lo tomaremos por nuestra cuenta marchando contra Roma." El gobierno no contesta. Más tarde, en el mismo mes, 30 000 camisas negras entran en la capital. Y el 29 de octubre el rey de Italia, Emanuel III, nombra a Benito Mussolini el nuevo jefe del gobierno.
Mussolini trabaja con rapidez para construir el estado que tiene en mente. Cuida de los propietarios de las industrias y de aquellos que tienen dinero: la burguesía. Al prometer acabar con el comunismo, recibe el apoyo de la burguesía. A estos les aterroriza que les arrebaten sus propiedades privadas, como ocurrió en la Unión Soviética. Mussolini odia a la poderosa iglesia Católica.
Pero se da cuenta de que para hacerse con el verdadero poder en Italia tiene que negociar con el Papa. Así que le ofrece un trato: Si el Papa acepta que Mussolini y los fascistas gobiernen Italia, entonces... la sede principal de la Iglesia Católica en Roma -la Ciudad del Vaticano- podrá ser un estado propio gobernado por el Papa. Mussolini acaba con la libertad de prensa. Ordena que se construyan nuevas casas y carreteras, y que se talen bosques para darles a los granjeros más tierra cultivable. ¡Italia no debería tener que importar trigo!
Tras años de caos muchos italianos ansían tener estabilidad y un líder fuerte. En Italia a Mussolini ahora lo llaman simplemente "el líder": ¡Il Duce! Pero Mussolini no sólo quiere gobernar en Italia. Quiere crear un nuevo imperio romano. En 1935 envía a las fuerzas italianas a Abisinia - la actual Etiopía.
En 1936 envía 7000 tropas para ayudar a otro nacionalista, al General Franco, en su levantamiento contra el gobierno de España. Ese mismo año Mussolini se alía con Hitler: el Eje Roma-Berlín. Japón, que quiere controlar el Pacífico y el lejano Oriente, también se une a la alianza. Más tarde, Italia, Alemania y Japón formarán juntos las potencias del eje. El fascismo se extiende más allá de Europa.