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La importancia de la luz en el día a día
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¿Verdadero o falso? La luz es importante tanto para nuestra salud mental como para nuestra salud física.
¿Por qué estás leyendo a oscuras, Michael? ¿Cómo es posible que puedas ver algo en ese libro? Jenny tiene razón: es difícil ver en la oscuridad. Durante el día, llega suficiente luz a tus ojos, por lo que puedes ver. Por lo general, no necesitas encender las luces para ver las cosas que hay a tu alrededor. Pero cuando entras en una habitación oscura o cuando cae la noche, tus ojos no pueden distinguir los objetos de inmediato, sino que necesitan adaptarse primero.
Y si está muy oscuro, no podrás ver nada hasta que enciendas la luz. ¡Pero la luz también desempeña muchas otras funciones en nuestra vida diaria! ¡Arrojemos algo de luz sobre esta idea! A lo largo de los siglos, se ha vivido según los ciclos naturales del día y de la noche en la Tierra. De muchas formas, nuestros cuerpos se han hecho dependientes de esos ciclos y de la luz misma. Pregúntate por un momento cuándo tienes más energía. Posiblemente sea durante el día, cuando hay mucha luz.
Pero, a medida que se pone el sol y llega la noche, probablemente empezarás a sentirte somnoliento o con menos energía. Esto se debe a que el cuerpo reacciona ante la cantidad de luz, que hace que el cerebro produzca sustancias que nos preparan para dormir o para mantenernos despiertos. De esta manera, la luz regula nuestro «reloj» biológico: el ritmo circadiano. Además, la luz también es muy importante para la salud física y mental. ¿De qué forma? Con la ayuda de la radiación ultravioleta de la luz solar, las células de nuestro cuerpo producen vitamina D.
Y esta vitamina es fundamental para mantener los huesos sanos y fuertes. En realidad, la falta de luz solar puede resultar muy perjudicial para nosotros. Los científicos han constatado que en, las estaciones en las que hay menos luz, las personas pueden experimentar poca energía. Y sus hábitos alimenticios o de sueño también pueden verse afectados. Este efecto se conoce como trastorno afectivo estacional o TAE.
Los científicos sostienen que la falta de luz podría ser una de las principales causas del TAE. Además de ayudar a nuestra salud física y mental, la luz es una parte importante de nuestra vida diaria. Lámparas, móviles, portátiles, televisores… Gracias a las bombillas eléctricas y a otras fuentes de luz artificiales, podemos continuar con nuestras vidas incluso después de la puesta del sol. La luz también se suele utilizar para comunicar o señalar algo. Piensa en los semáforos: los sencillos mensajes de «parar» y «continuar» se comunican mediante el empleo de luces de diferentes colores. ¡La luz también se puede usar para influir en nuestra productividad, concentración o en los sentimientos!
Los lugares donde necesitamos concentrarnos, como el colegio o la oficina, suelen estar muy iluminados. Esto nos ayuda a concentrarnos y a lograr mejores resultados. La luz muy fuerte y viva puede hacernos experimentar emociones de forma intensa e incluso llevarnos a tomar decisiones apresuradas, como comprar cosas que no necesitamos. Por su parte, la iluminación ambiental cálida nos hace sentir relajados y cómodos, por lo que se suele utilizar en lugares como los restaurantes. Aunque es difícil imaginar la vida moderna sin luz, el empleo de la luz artificial también tiene sus desventajas.
Demasiada luz puede cansar y dañar la vista o causar problemas para dormir. La luz artificial excesiva también puede afectar a la naturaleza. Así, por ejemplo, muchos animales que están activos durante la noche se desorientan con las luces brillantes de las ciudades. No pueden distinguir el día de la noche y, como resultado, no saben cuándo ir a buscar comida. Los animales que emplean la luz para guiarse por la noche, como las polillas, tampoco pueden encontrar su camino cuando hay luz artificial brillante.
La luz nos ayuda a sentirnos bien, a mantenernos saludables y a disfrutar de nuestra vida diaria, ¡pero a veces necesitamos apagar las luces! Hacerlo nos ayuda a descansar y a ahorrar energía, lo que también beneficia al planeta. ¡Bueno, es hora de irse a la cama! ¡Fuera luces!