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Jesús empieza a predicar
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María Magadalena era una de los apóstoles de Jesús.
Éste es Juan, un profeta. Dios le ha encomendado la tarea de decirle al pueblo que viene el Mesías. Juan lleva una vida sencilla: lleva telas hechas de pelo de camello y se alimenta de miel silvestre y de saltamontes. Vive en el desierto a las afueras de Jerusalén, donde enseña a la gente sobre Dios y el Mesías venidero. Sí… algunos creen que es un poco raro, pero hay personas de toda la región que vienen a aprender acerca de Dios. ¿Qué está haciendo ahora?
Está realizando un ritual religioso para los que se arrepienten de sus pecados. Limpia las almas de las personas sumergiéndolas en el río Jordán. Realiza bautismos. Como es conocido por bautizar a la gente, se le suele llamar Juan el Bautista. Muchos creen que Juan es el Mesías que están esperando. ¿Es eso cierto?
No, alguien más poderoso que yo vendrá. Yo bautizo con agua. Él bautizará con el Espíritu Santo. Un día, Jesús pasa por allí. Ha oído hablar del trabajo de Juan y quiere que lo bautice. Cuando Juan bautiza a Jesús en el río Jordán, el cielo se abre y el Espíritu Santo desciende en forma de paloma.
Se escucha una voz desde los cielos que le dice a Jesús: «Tú eres mi Hijo, al que amo, en ti me complazco». Juan entonces entiende que Jesús es el Mesías. Después del bautismo de Jesús, el Espíritu Santo lo lleva al desierto, donde vaga durante cuarenta días. Y no come durante todo este tiempo. Es de aquí de donde procede la tradición cristiana del ayuno durante cuarenta días antes de la Pascua.
Cuando Jesús deambula por el desierto, el diablo aparece para poner a prueba su fe. Y lo tienta tres veces. ¡Demuestra que eres el hijo de Dios! Convierte estas piedras en pan. Pero a pesar de que Jesús tiene hambre, ha leído los textos sagrados hebreos y responde que no sólo se necesita comida para vivir. El diablo trata entonces de probar a Jesús de otra manera: ¡Salta desde ese templo!
Si eres el hijo de Dios, éste enviará ángeles para salvarte. Pero Jesús responde que no se debe tentar a Dios según los textos sagrados. El diablo lo intenta por última vez y le muestra a Jesús todas las riquezas del mundo. ¡Sígueme! ¡Inclínate ante mí! ¡Adórame! Si lo haces, ¡te daré todo esto! Pero Jesús le dice que se vaya, que sólo se debe servir a Dios.
El diablo se rinde. Cuando Jesús pasa la prueba del diablo, los ángeles aparecen con comida para él. Ahora Jesús ha terminado de vagar y regresa a Galilea para hablarle a la gente acerca de Dios. Comienza a predicar. Jesús se rodea de todo tipo de personas: pobres, marginados, prostitutas… Hay muchos que quieren escuchar a Jesús y que desean aprender de él, quieren ser sus discípulos.
Jesús les dice que vivan una vida sencilla sin tener pertenencias. Elige a doce de sus discípulos para que estén más cerca de él y sean sus emisarios. Los llama apóstoles. Jesús sólo selecciona a hombres para que sean sus apóstoles, pero tanto hombres como mujeres lo siguen y escuchan lo que dice. Esta mujer, por ejemplo, María Magdalena, es una de las discípulas más fieles de Jesús.
Jesús y sus discípulos deambulan por Galilea e instruyen cada vez a más personas sobre la palabra de Dios. Un día Jesús, su madre María y sus apóstoles son invitados a una boda en una ciudad llamada Caná. Jesús se da cuenta de que no hay más vino, así que llama a los sirvientes y les pide que llenen las jarras con agua. ¿Agua? ¡Pero los invitados quieren vino! Pero luego, cuando los sirvientes llenan los vasos, resulta que el agua se ha convertido en vino. Jesús ha realizado un milagro.
Y pronto hará muchos más.