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Religión e identidad
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Cuando eras niño, eras el hijo o la hija de alguien, o tal vez el hermano de alguien. Esto afectó a tu percepción sobre ti mismo y del mundo que te rodea. Puede que más tarde te convirtieras en uno de "los mejores amigos del mundo". Y, cuando te convertiste finalmente en adulto, es posible que tuvieras hijos. Es obvio que entonces percibirás como importantes cosas diferentes.
Cambiar de trabajo, padecer una enfermedad grave o una discapacidad también cambiará tu visión de ti mismo y del papel que juegas en el mundo: tu identidad. La identidad es cómo te reconoces a ti mismo, quién eres o quién no eres. La identidad cambia durante la vida, y la forma de cambiar depende de bastantes aspectos como el género, la edad, la preferencia sexual o la familia. Y la familia puede tener tradiciones, opiniones y costumbres de generaciones anteriores: lo que llamamos cultura. Tu crianza, la educación y el trabajo de tus padres también influyen en cómo te ves a ti mismo.
Por lo tanto, la familia, los amigos y el entorno de uno son importantes para la propia identidad, así como los intereses, la educación y la ideología, fe o religión que uno profesa. Durante la infancia, la mayoría de cosas circulan alrededor de nuestro hogar o la familia. Pero estos aspectos cambian durante nuestra adolescencia. Ese es el momento en el que nos estamos preparando para convertirnos en adultos e intentamos buscar nuestro propio camino en la vida, no sólo hacer lo que los padres nos dicen. Ahora es importante sentirse como en casa en un grupo y poder ser tú mismo allí.
En un grupo de amigos puede resultar más fácil probar nuevas creencias y maneras de expresarse que en casa con tu familia. Para muchas personas, la religión es una parte importante de su identidad y, a través de ella, se sienten parte de una comunidad más grande. Cuando uno busca respuestas sobre quiénes somos y cómo vivir, puede ser reconfortante encontrarlas en las reglas fijadas por las religiones. El hecho de que dos personas compartan la misma religión no significa que vivan o vean el mundo de la misma manera. Por ejemplo, algunos cristianos y algunos musulmanes interpretan lo escrito en sus libros sagrados como literalmente cierto, mientras que otros interpretan esos textos de una forma más simbólica.
Como estas interpretaciones afectan a su perspectiva de la vida, también influyen en su identidad. En las sociedades donde la religión no es tan importante (las sociedades seculares), puede ser difícil defender la fe religiosa de uno y algunas personas pueden ser acosadas. Y en las sociedades que son más religiosas que seculares es al revés, puesto que lo difícil puede ser no pertenecer a la comunidad religiosa a la que pertenecen la mayoría de las personas. Podrías ser acosado por este motivo o, peor aún, amenazado de muerte. Pero independientemente de si eres religioso o no, puede ser tentador romper con la forma común de ser.
A muchos no les importa destacar, sino todo lo contrario: se sienten más valientes y fuertes si van en contra de lo que la mayoría cree o no cree. Puede que alguna vez también hayas tenido que hacer esto. Además, es posible que te hayas preguntado cómo serás y pensarás cuando te hagas mayor. De lo único que puedes estar seguro es de que, para entonces, percibirás la vida y te verás a ti mismo de manera diferente.