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¿Por qué hay que ahorrar agua?
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Most freshwater on Earth __________.
Lina y Leon se están cepillando los dientes. - ¡Leon! ¡Cierra el grifo! ¡Estás malgastando el agua! - ¿Y qué más da? ¡Si en el grifo siempre hay agua! Estamos prácticamente rodeados de agua: el agua cubre más del 70% de la superficie de la Tierra, en forma de mares, lagos, ríos y glaciares. Está en las nubes, la tierra y en todos los seres vivos. La cantidad total de agua no varía y el planeta ahora cuenta con mucha más agua que cuando existían los dinosaurios. Si hay tanta agua y la cantidad no varía, ¿por qué deberíamos ahorrarla?
Para empezar, no toda el agua es apropiada para las necesidades humanas. Casi todo el agua de nuestro planeta es salada y por lo tanto no sirve para beber, cocinar, para la industria ni la agricultura... Además, casi todo el agua dulce se encuentra atrapada en algún sitio al que no tenemos acceso, por ejemplo, en la tierra, en los organismos vivos o en los glaciares de las montañas. Gran parte del agua dulce tampoco es apta por culpa de la contaminación. De hecho, tan sólo tenemos acceso a un medio por cien de todo el agua de la Tierra: hablamos del agua dulce, limpia, apta para el consumo humano.
Leon tiene mucha suerte de vivir en un sitio donde hay agua potable en abundancia y donde llega directamente a los hogares. Pero eso no se aplica a todo el mundo. El agua del planeta no está repartida de manera equitativa. Hay lugares donde el clima es seco y muy caluroso por lo que el agua se evapora rápidamente. En otros sitios llueve con mucha frecuencia y el agua se acumula en los lagos y bajo tierra.
Pero incluso donde llueve mucho, ciertos acontecimientos, como las sequías o un uso excesivo del agua, pueden causar escasez de agua. Ahorrar agua minimiza el riesgo y la gravedad de una carencia temporal de agua. En los lugares donde escasean las fuentes de agua dulce, hay que recurrir a otra manera de obtener agua. Por ejemplo, en las islas donde no llueve mucho la gente usa agua del mar. Pero primero tienen que extraer la sal.
Hay que desalinizar el agua. Sin embargo, para la desalinización se necesita una tecnología avanzada y el coste es muy elevado. Incluso allí donde resulta fácil acceder a agua potable, proporcionarle esa agua a todo el mundo puede resultar costoso. Hay que perforar y excavar pozos para acceder a las fuentes subterráneas. Se necesitan instalaciones para depurar el agua y hacerla apta para el consumo.
Y hay que construir y mantener sistemas de cañerías y bombas. Distribuir y llevar el agua desde su fuente hasta el grifo de alguien requiere, además, mucha electricidad. Todo esto cuesta mucho dinero. Malgastar el agua, o usar más de la necesaria, puede dificultar, e incluso encarecer, el acceso y la distribución del agua a todo el mundo. La cantidad total del agua del planeta permanece constante y no corremos el riesgo de que se nos agote.
Pero la cantidad de agua potable no es infinita y por eso tenemos que usar los recursos hídricos con cuidado y de manera sabia. Evitando el desperdicio de agua y reduciendo su consumo, podremos conservar nuestra agua. Podremos asegurar que la gente de todo el planeta disfrute de agua salubre. Ahora y en el futuro.