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Desde el juicio hasta la condena
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¿Verdadero o falso? El Tingsrätt es un tribunal en el que puedes ser condenado si has cometido un delito.
Anda, parece que ya han acabado aquí. El presidente del tribunal le pide al fiscal que diga qué cargos se le imputan al acusado. Sólo hay un cargo: agresión. Luego le toca a la abogada del demandante. Dice que el demandante también pide daños y perjuicios.
Se trata de un tipo de compensación que el acusado debería abonarle al demandante para compensar su sufrimiento. Y ahora le toca el turno al acusado. ¿Va a confesar? No. Y considera que tampoco tiene que pagar ninguna compensación. A continuación, el fiscal y la abogada, por turnos, presentan su versión de los hechos.
Decimos que hacen su presentación oral. El fiscal también muestra unas cuantas fotografías procedentes de la investigación policial que muestran la brutal paliza que recibió el demandante. Esas fotografías son pruebas o evidencia. La presentación oral del fiscal sobre lo que ocurrió difiere mucho de la hecha por la defensa. ¿Están hablando del mismo caso realmente? Todo ocurrió muy entrada la noche, y la mayoría de los presentes habían estado bebiendo.
Y tampoco había cámaras de vigilancia que lo hubiesen grabado en vídeo. Así que resulta complicado saber qué ocurrió de verdad aquella noche. Ha llegado la hora de escuchar qué tiene que decir el demandante. El fiscal, el abogado del demandante, la abogada y el presidente del tribunal se turnan para hacerle preguntas al demandante. Es la hora de los interrogatorios.
A menudo, el fiscal le pide al demandante que relate con sus propias palabras lo que pasó. ¿Está seguro de lo que vio? ¿Cómo hizo eso que se sintiera? ¿Había usted estado bebiendo? ¿A continuación qué pasó? Después de que los cuatro hayan formulado sus preguntas, le toca ser interrogado al acusado. Ahora cuenta él su versión de lo que ocurrió y luego contesta a las preguntas que le hacen el fiscal, el abogado del demandante, la abogada y el presidente del tribunal. Aun así, puede resultarles difícil a los jueces saber a quién creer. Pero la verdad es que había otra persona en la escena que vio lo ocurrido, alguien que se convirtió en testigo.
Ahora es la hora de llamar al testigo. Primero, la testigo tiene que prometer que va a decir la verdad. Presta un juramento. El presidente del tribunal lee el juramento y la testigo lo repite. Si un testigo miente después de haber jurado decir la verdad, estará cometiendo un crimen.
El crimen de no decir la verdad cuando se está bajo juramento se llama perjurio. Ahora es el fiscal quien le está haciendo las preguntas a la testigo, seguido de la abogada. La testigo sólo está en la sala del tribunal mientras la interrogan. No puede oír lo que se ha dicho antes de que entrar ella para que no se vea influenciada por lo que dijeron los otros acerca de lo ocurrido. Se ha acabado el interrogatorio a la testigo y puede retirarse.
Pero esto aún no se ha acabado. Primero, el presidente lee al tribunal lo que se sabe del pasado del acusado, por ejemplo: ¿ha cometido algún crimen antes? El acusado también declara su estado financiero personal. Esto es importante en casos en los que el tribunal quiera imponer una multa: una cantidad de dinero que tiene que pagar, decidida en base a sus ingresos. Ahora sí que ya queda poco.
Pero antes, el fiscal y la abogada efectuarán sus declaraciones finales. Ambos hacen un resumen de su versión de lo ocurrido, se refieren a lo que se ha dicho y demostrado durante el proceso y exponen lo que consideran que es la decisión correcta a tomar por el tribunal. El fiscal cree que los interrogatorios, la testigo y las pruebas, todos juntos demuestran que lo que el demandante dice es cierto; y sugiere que el tribunal debería imponerle al acusado una sentencia de prisión, y apela a que lo condenen a ir a la cárcel. La abogada, por su parte, se refiere a las partes de los interrogatorios en los que tanto el acusado como la testigo no recuerdan de manera clara los acontecimientos. Considera que el relato más fidedigno de lo ocurrido es el del acusado.
La abogada insta a la libre absolución del acusado. Y ya está. Ahora todo el mundo, excepto los jueces y el secretario judicial, abandona la sala porque ahora el tribunal tiene que deliberar.