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La ciudad y la urbanización
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¿Verdadero o falso? Que la ciudad nos ayuda a "compartir" significa que muchas personas pueden compartir un mismo recurso.
¿Dónde te gustaría vivir? ¿En la ciudad o en el campo? Actualmente, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y esa proporción no hace más que aumentar. A este cambio lo llamamos urbanización. Aunque la ciudad no siempre es el lugar más agradable para vivir, la urbanización continúa: cada vez más personas de todo el mundo eligen mudarse a las ciudades. ¿A qué se debe esto? ¿Qué tienen de atractivo las zonas urbanas? Si le preguntas a las personas que se han mudado del campo a la ciudad, es posible que escuches respuestas como: «Donde vivía, no había empleo». «No había puesto de trabajo del tipo que yo quería». «Quería encontrar el amor» o «me sentía como un extraño, solo, y deseaba conocer a más personas que fueran como yo». «Quería estudiar algo que no podía hacer donde vivía». «Quería más cultura, vida nocturna, teatros, cines, restaurantes…» Todas estas respuestas tienen que ver con relacionar a las personas con otras personas o con las cosas que desean.
Cuantas más personas vivan en un lugar, más probabilidad habrá de poder unirlas con las cosas que les gustan. Pero no sólo hablamos de relación de personas, sino también de empresas. Imagina que diriges una empresa de nuevos productos farmacéuticos y que necesitas contratar a investigadores y especialistas con habilidades y conocimientos específicos. ¿Qué es más probable: que los encuentres en un pueblo donde viven apenas unas miles de personas o en una ciudad con unos pocos millones de habitantes? La ciudad facilita la vinculación de personas y empresas con las cosas que necesitan y desean. Además, la ciudad también aporta otros beneficios.
Tomemos como ejemplo esta piscina cubierta. Cuesta mucho dinero de construir y su funcionamiento es bastante caro. Pero como hay muchas personas que residen en la ciudad compartiendo los gastos, se lo pueden permitir. Lo mismo ocurre con el tranvía, el ayuntamiento, el museo y el parque de bomberos. Cuando muchos comparten un recurso, éste cuesta menos por persona.
Y, cuanto más densamente vivamos, menos carreteras, farolas y paradas de autobús necesitaremos por persona. La ciudad es una forma de compartir recursos. Por otro lado, hay algo más que nos ofrecen las ciudades: al estar cerca de más personas, hay más gente de la que podemos aprender. Al reunirnos, vernos y escucharnos, interactuamos con otros, aprendemos más y obtenemos más ideas. Hay más inventos e innovaciones en las ciudades y muchas personas se dan cuenta de que se desarrollan mejor profesionalmente cuando viven en una ciudad.
Por lo tanto, los tres beneficios principales de las ciudades a nivel mundial que las mantienen en constante crecimiento son: el hecho de relacionarse, compartir y aprender. Ahora bien ¿por qué no todo el mundo vive en la ciudad, si es tan increíblemente ventajoso? Existen muchos motivos para no querer vivir en una ciudad, puesto que, cuantas más personas se muden allí, más se congestionará… Y habrá más tráfico, ruido y contaminación. Quedarse solo, disfrutar del silencio y de la naturaleza será más difícil, así como encontrar un lugar para vivir… porque cuando hay más personas que quieren estar en el mismo lugar, el precio del suelo sube y las casas se vuelven más caras. En definitiva, nos encontramos con dos preguntas difíciles para el futuro: por un lado, ¿cómo vamos a seguir aprovechando todos las ventajas que nos aporta la ciudad y, a la vez, gestionar los inconvenientes como la congestión, la contaminación, el ruido y el estrés?
Y, por el otro, ¿cómo se las arreglarán las personas de las zonas rurales, cuando se muden más habitantes de allí? Con una población menor, es más difícil relacionarse, compartir y aprender. Quizás podrías encargarte de responder a una de estas preguntas.