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¿Qué es la democracia?
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El 51% de los votantes representan una…
Érase una vez una isla. Un día, no lejos de la isla, un buque de carga colisionó con un crucero de lujo. Todo el mundo a bordo logró nadar hasta la orilla antes de que se hundieran los barcos. Los pasajeros quedaron atrapados en la isla. ¿Y ahora qué? Al principio, la gente hacía lo que quería.
Y eso estaba bien... pero la gente acabó discutiendo. El problema era que sólo habían llevado un único cuchillo con ellos a la isla. Y el cuchillo se necesitaba prácticamente para todo: para cazar, afeitarse, cortar leña... ¿Quién iba a decidir sobre el cuchillo? Los pasajeros del crucero de lujo opinaban que, ya que ellos habían llevado el cuchillo, eran ellos quienes tenían que tenerlo.
Mientras que los pasajeros del carguero argumentaban que como ellos habían llegado primero a la isla, eran ellos quienes tenían que tener el cuchillo. Y entonces Alice tuvo una idea. Si todo el mundo quería decidir, ¿por qué no dejarles? Podían dejar que la gente...se gobernase a sí misma. Con un gobierno "de la gente" todo el mundo tomaría decisiones, juntos.
La gente en la isla formó una democracia: un gobierno de la gente. Todo el mundo consideraba muy ingenioso el poder votar sobre todo. Bob, que quería usar el cuchillo lo máximo posible, sugirió que sólo los hombres deberían poder tener el cuchillo, y ninguna mujer. Las mujeres se rieron de él. ¡Era obvio que una ley así no se aprobaría! Oh...
El caso es que había muchas menos mujeres que hombres en la isla. Hmmmm. Resultó que acatar la voluntad de la mayoría no siempre es lo más justo. Alice sugirió una ley que protegiera a las minorías. Todo el mundo debería tener a su disposición unos derechos básicos y ni siquiera la mayoría debería poder quitárselos a los demás.
Hmm. Eso seguramente fuese una sabia decisión porque, ¿quién sabe? En algún momento dado, podrías ser tú quien estuviera en la minoría. La vida en la isla siguió su rumbo y cada vez que había que tomar una decisión, toda la población se reunía para votar. Cada problema se decidía directamente por referéndum.
A esto se le llama democracia directa. Pero poco a poco la gente empezó a cansarse de tener que votar por cada asunto. ¿No habría una manera más sencilla de arreglar esto? Tal vez bastase con votar a alguien que tomara las decisiones sobre todos los asuntos en nombre de los demás durante un período de tiempo determinado: alguien que los representase... Una apuesta segura. Ahora contaban con una democracia representativa.
Como los isleños consideraban que Alice parecía bastante sabia, la escogieron como Primera Ministra. Pero tras un tiempo Bob se cansó de tener a Alice como su representante. Así que, cuando llegó la hora de las elecciones, Bob empezó a prometerle a la gente en la isla todo tipo de cosas. Y Bob ganó las elecciones. Pero...
entonces se descubrió que Bob no tenía intención alguna de cumplir sus promesas. Vale, nuestra única opción es esperar a las próximas elecciones. Oh. Me da que no. Esto no va como debería ir...
Tal vez necesitemos algunas leyes que no se puedan eliminar fácilmente, leyes que constituyan nuestra democracia. Podemos llamar a estas leyes básicas nuestra Constitución. ¿Qué deberían dictaminar esas leyes? Pues, transcribimos en ellas los derechos fundamentales que todo ser humano tiene. Y aquí va a ser donde delimitemos lo que los representantes electos pueden hacer para que no puedan decidir abolir nuestra democracia. Eso suena muy bien.
Votemos. Pero primero tenemos que asegurarnos de que Bob deje de ser Primer Ministro. ¡Así mejor! Resumiendo: la democracia no es simplemente ir a votar. Una sociedad demócrata también tiene que proteger los derechos de todos, incluidos los de quienes no tienen ningún poder. Sí.
Incluso los de Bob.